Se ha llegado al punto de pensar que cualquier cosa puede valer para ganar una batalla personal, la táctica es bien simple, atrincherarse en el ya llamado “bunker” y enviar al soldado encargado de tapar y airear las vergüenzas a atacar a todo lo que se mueva… a todo y a todos.
Hay que tener falta de pudor, de coherencia, de lógica y de honestidad para ser un “correveidile” sin más criterio ni personalidad propia que lo que le dicten a decir, que obedecer y tratar de ocultar semana tras semana una gestión bochornosa a base de chismes y cortinas de humo, o ya, según quien sea que esté en desacuerdo con tan nefasta gestión y lo diga públicamente, ser mandado a escupir y atacar a dicha persona. Esa es su misión, ya ha logrado que el concepto que se tiene de él sea ese “un soldadillo”, “un correveidile”, “un mandado” o “la boca del jefe, que no la propia”, cada día se hunde más en su propia miseria y cada día gana más enemigos para su jefe y se fragua un poco más en cada programa el desprecio de todos los que entendemos que el Betis es de todo menos odio, rencor, bilis, guerra, ofensas e insultos.
Parecía que comparar a los béticos que sueñan con recuperar los valores de un equipo entrañable y simpático, como fuimos durante tantos y tantos años, con la KALE BORROKA y denominarlos ETARRAS y TERRORISTAS, sería la gota que colmaba el vaso, Señores, que somos el patrimonio del Betis y este “chavalito del jefe” trata a dicho patrimonio y a la masa de este club como terroristas.
Eso debería de haber bastado para que desde el presidente hasta el último consejero se postulasen del lado de la afición y mostrase su respeto hacia ella y su disconformidad ante semejante barbaridad, y sin embargo todos callaron.
Y como se ha llegado al punto de pensar que cualquier cosa puede valer para ganar una batalla, se comete la osadía, la temeridad y la desvergüenza de rizar el rizo e ir más allá todavía (es lo que tiene el pensar que todo sale gratis) y ofender y amenazar al mito más grande que tiene el Betis ahora mismo, ya hemos pasado por oírle como llama sinvergüenza a Serra Ferrer, que chochea a Jaramillo, lo que le dio la gana a Curro Romero o arremeter contra el propio Núñez Naranjo, pero no han tenido bastante, no sólo él, sino los que han callado y no se les ha caído la cara de vergüenza por hacerlo y permitirlo, y han atacado a Gordillo, al mayor mito que tiene actualmente el patrimonio del Betis, que no es otro que los béticos en sí, que no los avales, muchachito, que no los avales…
Nuevamente han vuelto a callarse todos, desde el ya bautizado (y ganado a pulso) “Cuchara”, hasta el último de los consejeros y trabajadores del club. Callar y permitirlo es tener la misma culpa que el que ha sido mandado a decirlo.No saltar como un resorte y pedir que se rectifique o irse y no seguir un segundo más es sinónimo de complicidad.
Y no echar automáticamente a quien ha llamado “etarras” al patrimonio del Betis y ha amenazado al Betis en sí, en la figura de Gordillo, solo nos lleva a pensar que piensan y dicen lo mismo.
Desde aquí queremos mostrar nuestro más profundo desprecio hacia todas esas personas que siguen representando a nuestro club, nuestra repulsa hacia un estilo barriobajero y vergonzoso y pedimos que, si aún existe dentro de ese club alguien con vergüenza, que hable alto y claro, que pida una rectificación pública, la destitución de ese personaje o que se vaya con la cabeza bien alta demostrando que está del lado del Betis y de los béticos.
Ni un segundo más, Larriba, vete ya.
Hay que tener falta de pudor, de coherencia, de lógica y de honestidad para ser un “correveidile” sin más criterio ni personalidad propia que lo que le dicten a decir, que obedecer y tratar de ocultar semana tras semana una gestión bochornosa a base de chismes y cortinas de humo, o ya, según quien sea que esté en desacuerdo con tan nefasta gestión y lo diga públicamente, ser mandado a escupir y atacar a dicha persona. Esa es su misión, ya ha logrado que el concepto que se tiene de él sea ese “un soldadillo”, “un correveidile”, “un mandado” o “la boca del jefe, que no la propia”, cada día se hunde más en su propia miseria y cada día gana más enemigos para su jefe y se fragua un poco más en cada programa el desprecio de todos los que entendemos que el Betis es de todo menos odio, rencor, bilis, guerra, ofensas e insultos.
Parecía que comparar a los béticos que sueñan con recuperar los valores de un equipo entrañable y simpático, como fuimos durante tantos y tantos años, con la KALE BORROKA y denominarlos ETARRAS y TERRORISTAS, sería la gota que colmaba el vaso, Señores, que somos el patrimonio del Betis y este “chavalito del jefe” trata a dicho patrimonio y a la masa de este club como terroristas.
Eso debería de haber bastado para que desde el presidente hasta el último consejero se postulasen del lado de la afición y mostrase su respeto hacia ella y su disconformidad ante semejante barbaridad, y sin embargo todos callaron.
Y como se ha llegado al punto de pensar que cualquier cosa puede valer para ganar una batalla, se comete la osadía, la temeridad y la desvergüenza de rizar el rizo e ir más allá todavía (es lo que tiene el pensar que todo sale gratis) y ofender y amenazar al mito más grande que tiene el Betis ahora mismo, ya hemos pasado por oírle como llama sinvergüenza a Serra Ferrer, que chochea a Jaramillo, lo que le dio la gana a Curro Romero o arremeter contra el propio Núñez Naranjo, pero no han tenido bastante, no sólo él, sino los que han callado y no se les ha caído la cara de vergüenza por hacerlo y permitirlo, y han atacado a Gordillo, al mayor mito que tiene actualmente el patrimonio del Betis, que no es otro que los béticos en sí, que no los avales, muchachito, que no los avales…
Nuevamente han vuelto a callarse todos, desde el ya bautizado (y ganado a pulso) “Cuchara”, hasta el último de los consejeros y trabajadores del club. Callar y permitirlo es tener la misma culpa que el que ha sido mandado a decirlo.No saltar como un resorte y pedir que se rectifique o irse y no seguir un segundo más es sinónimo de complicidad.
Y no echar automáticamente a quien ha llamado “etarras” al patrimonio del Betis y ha amenazado al Betis en sí, en la figura de Gordillo, solo nos lleva a pensar que piensan y dicen lo mismo.
Desde aquí queremos mostrar nuestro más profundo desprecio hacia todas esas personas que siguen representando a nuestro club, nuestra repulsa hacia un estilo barriobajero y vergonzoso y pedimos que, si aún existe dentro de ese club alguien con vergüenza, que hable alto y claro, que pida una rectificación pública, la destitución de ese personaje o que se vaya con la cabeza bien alta demostrando que está del lado del Betis y de los béticos.
Ni un segundo más, Larriba, vete ya.