...de los miles de aficionados que han pasado horas de cola para conseguir una entrada, que se las han tenido que comprar a los sinvergüenzas a sueldo, como el Pepsi y otros cuantos indeseables, que han esperado pacientemente en su peña a que el cacique de turno, en algunos casos, le bendiga con la adjudicación de una plaza, que se han ido a las taquillas del Helmántico arriesgándose a no encontrar papel, que se han dado una enorme paliza para ir a ver a su equipo de sus amores, que, en definitiva, nos vuelven a dar a todos una hermosa lección de beticismo y de fe.
Estar a la altura de esta afición es imposible, pero, por ello, los jugadores tenéis que hacer un sobreesfuerzo para venir con los 3 puntos en la maleta y con las esperanzas intactas de ascenso en la última jornada, para devolver a nuestro club a la categoría que nunca debió abandonar por tantas y tantas cosas; una categoría que no os corresponde por calidad ni por entrega a la gran mayoría de vosotros, futbolistas acomodados e indolentes, pero sí a quienes os pagan vuestros generosos salarios, que no es el dictador del fontanal, sino todos y cada uno de los béticos que hoy van a veros a 500 kilómetros de sus casas y a cuantos se quedan en Sevilla por haber sido pateados por el club, por tener la virtud de pensar y de ser libre. Y por los que sufren sin poderse permitir la excursión porque, maldita crisis, sus ingresos no dan para eso.
Por ellos, por todos los béticos, hoy sólo vale ganar, ganar y ganar.
¡Viva el Betis!