30 de junio, mayoría de edad;
14 de julio, dejemos las cosas claras.
14 de julio, dejemos las cosas claras.
Tal día como hoy, 30 de junio, hace dieciocho años, por imposición de una desacertadísima disposición legislativa y bajo la amenaza de exclusión del plan de saneamiento y de la liga profesional, quedaba trágicamente disuelto como “club” o “asociación civil” –la forma social de sus ochenta y cinco años de existencia previa– el Real Betis Balompié, pasando todos sus derechos y obligaciones a ser explotados por una nueva entidad mercantil que se llamaría Real Betis Balompié Sociedad Anónima Deportiva y que, pese al sin par esfuerzo económico del beticismo, por mor de las arbitrariedades de dicha Ley y de mala fe o negligencia de ejecutores y garantes, había de quedar bajo el control absoluto de un solo individuo.
Muy lejos se ve ya la infancia de la “criatura”, la edad de la inocencia, cuando todo eran parabienes y se asumía con naturalidad la dependencia total de los designios de un autoproclamado “salvador”. Atrás se ve también ya la primera adolescencia, cuando fueron surgiendo las dudas sobre las bondades del sistema y las actuaciones de ese presunto “mesías”, cuando se fue intuyendo que tal “salvación” no fue sino un apoderamiento con miras al provecho personal, cuando el beticismo fue tomando conciencia de que todo un Betis, nuestro Real Betis Balompié, no podía ser un juguete al servicio de los caprichos e intereses espurios de nadie. Se fueron alzando voces ante lo que era cada vez más evidente, siguieron multiplicándose los desplantes a los béticos, las humillaciones a nuestra Historia, y se fue asentando la rebeldía, consustancial a nuestra estirpe, pero necesitada en esta nueva y desconcertante etapa del despertar propio de la juventud. Digna rebeldía que se fue materializando lo mismo en protestas espontáneas que en la conformación de un movimiento asociativo sin parangón en el fútbol español, y que acabaría desplegándose en toda su adulta potencia en ese sin igual reencuentro del beticismo con si mismo, como cuerpo libre y decidido, dotado de voluntad propia y consciencia de si y de sus derechos y deberes históricos, que supuso el memorable 15 de junio de 2009 que, modestamente, conmemoramos con nuestro nombre.
Hoy los béticos alcanzamos la mayoría de edad como “seguidores de una SAD”, una SAD nacida de la mentira, conformada a la patética imagen y semejanza de su absoluto artífice y desvelada con el paso de los años como un completo esperpento ubicado en las antípodas de lo que todos sabemos que es, ha sido siempre y debe seguir siendo el Betis. Y lo hacemos en momentos de extraordinario dramatismo para la supervivencia del Real Betis Balompié como tal –no requieren de mayor comentario la vergonzante situación deportiva, la catastrófica tesitura económica, o la sangrante degradación social– pero también y de forma inminente para la conservación de nuestra dignidad y el respeto a nosotros mismos, a los béticos que nos han precedido y a aquellos a os que le hayamos de pasar el testigo: El próximo 14 de julio, por primera vez en la Historia, un máximo responsable de la gestión del Real Betis Balompié habrá de comparecer ante la Justicia por imputársele delitos contra el Betis y los béticos. Y lo hará todavía en ejercicio y aún arropado por quienes siendo formalmente “consejeros”, e incluso “presidente”, quedan ahora más que nunca retratados como indignos cómplices.
Ante tan intolerable desprecio a nuestra historia, nuestro sentimiento y nuestros colores, la Peña Bética 15-J, fruto de esa nueva edad adulta de la afición bética, apremiando a igual actitud a los béticos que sientan nuestra misma vergüenza, que se compadezcan de las lágrimas verdiblancas de nuestros niños, se conjura públicamente a:
- Transmitir a nuestros hermanos béticos, si alguno queda que aún abrigue dudas, la noción clara de que es en este terreno de la decencia institucional y de la irrenunciable dignidad donde en este momento está nuestra lucha por un Betis con futuro.
- Dejar claro a nuestros hermanos béticos y al imputado Lopera y su cómplice “consejo de adulación” que es tan sólo su desvergüenza extrema lo que los mantiene en sus puestos, que no representan a nadie y para el beticismo, diga lo que diga el Registro Mercantil, no son mandatarios del Real Betis Balompié, sino personificación de la indignidad que dejamos atrás.
- Hacer saber a nuestros hermanos béticos, al imputado Lopera y su cómplice “consejo de adulación”, y a la sociedad, las instituciones públicas y el mundo entero, que el día 14 de julio, cuando este personaje, con la desfachatez de no haber previamente renunciado al puesto de consejero delegado que mediante unas acciones de dudosísimo origen el mismo se ha asignado, atienda al requerimiento de la Justicia criminal para asumir formalmente su condición de imputado por delitos contra el Betis, no es ni mucho menos el Betis el que comparece, sino que justo al contrario es el Betis quien allí lo lleva.
Es obligación bética, por los cauces de que cada cual disponga, lograr que se haga evidente que esta oprobiosa actitud define tan sólo a quien la perpetra, de modo que no menoscabe nuestra leyenda, sino que la continúe y engrandezca; que nadie dude de que los béticos no nos rendimos nunca, ni ante la derrota, ni ante el secuestro; que quede claro que quien del Betis se sirve, a los béticos engaña y al beticismo humilla, paga las consecuencias sin posible remisión. Que siempre estaremos ahí y nunca dejaremos sólo al Real Betis Balompié.
Muy lejos se ve ya la infancia de la “criatura”, la edad de la inocencia, cuando todo eran parabienes y se asumía con naturalidad la dependencia total de los designios de un autoproclamado “salvador”. Atrás se ve también ya la primera adolescencia, cuando fueron surgiendo las dudas sobre las bondades del sistema y las actuaciones de ese presunto “mesías”, cuando se fue intuyendo que tal “salvación” no fue sino un apoderamiento con miras al provecho personal, cuando el beticismo fue tomando conciencia de que todo un Betis, nuestro Real Betis Balompié, no podía ser un juguete al servicio de los caprichos e intereses espurios de nadie. Se fueron alzando voces ante lo que era cada vez más evidente, siguieron multiplicándose los desplantes a los béticos, las humillaciones a nuestra Historia, y se fue asentando la rebeldía, consustancial a nuestra estirpe, pero necesitada en esta nueva y desconcertante etapa del despertar propio de la juventud. Digna rebeldía que se fue materializando lo mismo en protestas espontáneas que en la conformación de un movimiento asociativo sin parangón en el fútbol español, y que acabaría desplegándose en toda su adulta potencia en ese sin igual reencuentro del beticismo con si mismo, como cuerpo libre y decidido, dotado de voluntad propia y consciencia de si y de sus derechos y deberes históricos, que supuso el memorable 15 de junio de 2009 que, modestamente, conmemoramos con nuestro nombre.
Hoy los béticos alcanzamos la mayoría de edad como “seguidores de una SAD”, una SAD nacida de la mentira, conformada a la patética imagen y semejanza de su absoluto artífice y desvelada con el paso de los años como un completo esperpento ubicado en las antípodas de lo que todos sabemos que es, ha sido siempre y debe seguir siendo el Betis. Y lo hacemos en momentos de extraordinario dramatismo para la supervivencia del Real Betis Balompié como tal –no requieren de mayor comentario la vergonzante situación deportiva, la catastrófica tesitura económica, o la sangrante degradación social– pero también y de forma inminente para la conservación de nuestra dignidad y el respeto a nosotros mismos, a los béticos que nos han precedido y a aquellos a os que le hayamos de pasar el testigo: El próximo 14 de julio, por primera vez en la Historia, un máximo responsable de la gestión del Real Betis Balompié habrá de comparecer ante la Justicia por imputársele delitos contra el Betis y los béticos. Y lo hará todavía en ejercicio y aún arropado por quienes siendo formalmente “consejeros”, e incluso “presidente”, quedan ahora más que nunca retratados como indignos cómplices.
Ante tan intolerable desprecio a nuestra historia, nuestro sentimiento y nuestros colores, la Peña Bética 15-J, fruto de esa nueva edad adulta de la afición bética, apremiando a igual actitud a los béticos que sientan nuestra misma vergüenza, que se compadezcan de las lágrimas verdiblancas de nuestros niños, se conjura públicamente a:
- Transmitir a nuestros hermanos béticos, si alguno queda que aún abrigue dudas, la noción clara de que es en este terreno de la decencia institucional y de la irrenunciable dignidad donde en este momento está nuestra lucha por un Betis con futuro.
- Dejar claro a nuestros hermanos béticos y al imputado Lopera y su cómplice “consejo de adulación” que es tan sólo su desvergüenza extrema lo que los mantiene en sus puestos, que no representan a nadie y para el beticismo, diga lo que diga el Registro Mercantil, no son mandatarios del Real Betis Balompié, sino personificación de la indignidad que dejamos atrás.
- Hacer saber a nuestros hermanos béticos, al imputado Lopera y su cómplice “consejo de adulación”, y a la sociedad, las instituciones públicas y el mundo entero, que el día 14 de julio, cuando este personaje, con la desfachatez de no haber previamente renunciado al puesto de consejero delegado que mediante unas acciones de dudosísimo origen el mismo se ha asignado, atienda al requerimiento de la Justicia criminal para asumir formalmente su condición de imputado por delitos contra el Betis, no es ni mucho menos el Betis el que comparece, sino que justo al contrario es el Betis quien allí lo lleva.
Es obligación bética, por los cauces de que cada cual disponga, lograr que se haga evidente que esta oprobiosa actitud define tan sólo a quien la perpetra, de modo que no menoscabe nuestra leyenda, sino que la continúe y engrandezca; que nadie dude de que los béticos no nos rendimos nunca, ni ante la derrota, ni ante el secuestro; que quede claro que quien del Betis se sirve, a los béticos engaña y al beticismo humilla, paga las consecuencias sin posible remisión. Que siempre estaremos ahí y nunca dejaremos sólo al Real Betis Balompié.
Cartel editado por la Peña con motivo del
primer aniversario del 15 de junio de 2009
