La "venta" de acciones de Lopera, pese a que en esta ocasión la puesta en escena ha sido un poco más ortodoxa que el circo a que nos tiene acostumbrado el imputado del fontanal, nos sigue pareciendo una más de tantas mentiras que hemos tenido que padecer durante tantos años.
Esta, además, es especialmente grave por cuanto hay un proceso judicial que podría paralizar el acuerdo y por la sospecha de que se trata de una "join venture" entre empresarios de dudoso prestigio y proceder, destinado a cualquier cosa menos a beneficiar al Real Betis.
De todas las salidas posibles que tenía Lopera si es que de verdad quería salir del accionariado, ha elegido la peor. Es difícil tener peor tino para rodearse de colaboradores, para tomar decisiones estratégicas y, finalmente, para irse. Lopera ha elegido otro Lopera, con la diferencia de que al auténtico, al fetén, al original, se le ve venir aunque esté paseando por Ucrania; mucho nos tememos que el nuevo Lopera, más fino, más sibilino, aun teniéndole a lado no se le venir, lo que le convierte en un Lopera doblemente peligroso. Hasta que lo conozcamos y veamos por dónde respira, puede haber tratado de vender el estadio, el convenio urbanístico, los jugadores por los que puede sacar algo, las oficinas y hasta el pan en forma de escudo que sacan todos los partidos por preferencia.
Como ya tenemos amplia experiencia en expolio y en accionistas mayoritarios de no muy buena reputación, en esta web vamos a estar especialmente vigilantes con el proceder del nuevo Lopera, observando con lupa cada movimiento, cada fichaje, cada comisión y cada pasito que no se dé en la dirección correcta: la de un Betis para los béticos, libre, que es el único objetivo posible. No queremos otro accionista mayoritario, no queremos otro Lopera; sólo aceptamos un Betis de los béticos.
¡Viva el Betis libre!
Esta, además, es especialmente grave por cuanto hay un proceso judicial que podría paralizar el acuerdo y por la sospecha de que se trata de una "join venture" entre empresarios de dudoso prestigio y proceder, destinado a cualquier cosa menos a beneficiar al Real Betis.
De todas las salidas posibles que tenía Lopera si es que de verdad quería salir del accionariado, ha elegido la peor. Es difícil tener peor tino para rodearse de colaboradores, para tomar decisiones estratégicas y, finalmente, para irse. Lopera ha elegido otro Lopera, con la diferencia de que al auténtico, al fetén, al original, se le ve venir aunque esté paseando por Ucrania; mucho nos tememos que el nuevo Lopera, más fino, más sibilino, aun teniéndole a lado no se le venir, lo que le convierte en un Lopera doblemente peligroso. Hasta que lo conozcamos y veamos por dónde respira, puede haber tratado de vender el estadio, el convenio urbanístico, los jugadores por los que puede sacar algo, las oficinas y hasta el pan en forma de escudo que sacan todos los partidos por preferencia.
Como ya tenemos amplia experiencia en expolio y en accionistas mayoritarios de no muy buena reputación, en esta web vamos a estar especialmente vigilantes con el proceder del nuevo Lopera, observando con lupa cada movimiento, cada fichaje, cada comisión y cada pasito que no se dé en la dirección correcta: la de un Betis para los béticos, libre, que es el único objetivo posible. No queremos otro accionista mayoritario, no queremos otro Lopera; sólo aceptamos un Betis de los béticos.
¡Viva el Betis libre!