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Una vez más, y por cuarto año consecutivo, la negligente gestión del Sr. Ruiz de Lopera y su Consejo de Administración, ha conducido al Real Betis Balompié, no solo ya al abismo institucional y económico en el que nos encontramos, sino también a las puertas de un descenso deportivo de catastróficas consecuencias, que sería la puntilla a una situación desesperada.
Por ello, ahora, sólo “Betis, Betis, Betis”. Volver a pedir a los béticos que apoyen incondicionalmente al equipo, no deja de ser un acto innecesario, porque sabemos de sobra del amor por estos colores de la afición del Betis, ella nunca falla. El Consejo de Administración, por el contrario, sí que le falla al Real Betis una y otra vez; incrementar el precio de las entradas para el público, respecto al último partido en casa, un 130,38 % de media no es desde luego la medida más efectiva para llenar el estadio del Betis hasta su centenaria bandera. No obstante, todavía algunos consejeros y voceros del Club se permiten el lujo de echarle en cara a los béticos el ejemplo de la afición del R.C.D. Espanyol, cuando éstos han estado pagando sus entradas a tan sólo 5 euros en sus últimos partidos caseros.
Pese a todo, el domingo toca coger banderas, camisetas y bufandas, y abarrotar el estadio del Betis. El bético ya lo sabe, lo lleva en su ADN, así lo hicieron antes nuestros abuelos y padres, y así lo están aprendiendo nuestros hijos y nietos. Toca estar dos horas antes en nuestro estadio, toca gritar hasta que se te rompa la garganta, toca hacer del Villamarín un infierno para el Valladolid, toca el grito de “Betis, Betis”, más sentido, más hondo, el que reaviva corazones que parecen apagarse, y el que nos hace, y nos hará, llorar de alegría tras la indudable victoria. Y durante todo el partido el constante ánimo a nuestros jugadores, para que ésos que portan hoy las camisetas verdiblancas, ésas mismas que antes vistieron Lecue, Peral, Del Sol, Esnaola o Gordillo, no olviden que esas camisetas hay que honrarlas.
Por último, como béticos de base y accionistas, exigimos al Sr. Ruiz de Lopera su presencia en el estadio del Betis, como máximo responsable de cuanto ocurre en la entidad. No es momento de esconderse, es momento de dar ejemplo y asumir responsabilidades, porque el ejercicio del poder conlleva responsabilidad, y no sólo beneficio, y esa responsabilidad ha de ser asumida ante quienes son los verdaderos artífices de eso tan grande llamado Real Betis Balompié: LOS BÉTICOS.
Por ello, ahora sólo “Betis, Betis, Betis”, hasta el pitido final. El domingo nos jugamos mucho. Pero una vez pite el árbitro el final del partido, -estamos convencidos de que con la permanencia conseguida-, será momento para hablar de muchas cosas, pero sobre todo, para hacer aún muchas más, porque esta situación no puede seguir ni un día más. Es vital el cambio en todos los ámbitos de la gestión de la entidad. Un cambio tan reclamado por todos, como evidente a todas luces. Mas éso será después del pitido final. AHORA SÓLO: BETIS, BETIS, BETIS, HASTA LA VICTORIA.
Viva el Betis Manquepierda.
Una vez más, y por cuarto año consecutivo, la negligente gestión del Sr. Ruiz de Lopera y su Consejo de Administración, ha conducido al Real Betis Balompié, no solo ya al abismo institucional y económico en el que nos encontramos, sino también a las puertas de un descenso deportivo de catastróficas consecuencias, que sería la puntilla a una situación desesperada.
Por ello, ahora, sólo “Betis, Betis, Betis”. Volver a pedir a los béticos que apoyen incondicionalmente al equipo, no deja de ser un acto innecesario, porque sabemos de sobra del amor por estos colores de la afición del Betis, ella nunca falla. El Consejo de Administración, por el contrario, sí que le falla al Real Betis una y otra vez; incrementar el precio de las entradas para el público, respecto al último partido en casa, un 130,38 % de media no es desde luego la medida más efectiva para llenar el estadio del Betis hasta su centenaria bandera. No obstante, todavía algunos consejeros y voceros del Club se permiten el lujo de echarle en cara a los béticos el ejemplo de la afición del R.C.D. Espanyol, cuando éstos han estado pagando sus entradas a tan sólo 5 euros en sus últimos partidos caseros.
Pese a todo, el domingo toca coger banderas, camisetas y bufandas, y abarrotar el estadio del Betis. El bético ya lo sabe, lo lleva en su ADN, así lo hicieron antes nuestros abuelos y padres, y así lo están aprendiendo nuestros hijos y nietos. Toca estar dos horas antes en nuestro estadio, toca gritar hasta que se te rompa la garganta, toca hacer del Villamarín un infierno para el Valladolid, toca el grito de “Betis, Betis”, más sentido, más hondo, el que reaviva corazones que parecen apagarse, y el que nos hace, y nos hará, llorar de alegría tras la indudable victoria. Y durante todo el partido el constante ánimo a nuestros jugadores, para que ésos que portan hoy las camisetas verdiblancas, ésas mismas que antes vistieron Lecue, Peral, Del Sol, Esnaola o Gordillo, no olviden que esas camisetas hay que honrarlas.
Por último, como béticos de base y accionistas, exigimos al Sr. Ruiz de Lopera su presencia en el estadio del Betis, como máximo responsable de cuanto ocurre en la entidad. No es momento de esconderse, es momento de dar ejemplo y asumir responsabilidades, porque el ejercicio del poder conlleva responsabilidad, y no sólo beneficio, y esa responsabilidad ha de ser asumida ante quienes son los verdaderos artífices de eso tan grande llamado Real Betis Balompié: LOS BÉTICOS.
Por ello, ahora sólo “Betis, Betis, Betis”, hasta el pitido final. El domingo nos jugamos mucho. Pero una vez pite el árbitro el final del partido, -estamos convencidos de que con la permanencia conseguida-, será momento para hablar de muchas cosas, pero sobre todo, para hacer aún muchas más, porque esta situación no puede seguir ni un día más. Es vital el cambio en todos los ámbitos de la gestión de la entidad. Un cambio tan reclamado por todos, como evidente a todas luces. Mas éso será después del pitido final. AHORA SÓLO: BETIS, BETIS, BETIS, HASTA LA VICTORIA.
Viva el Betis Manquepierda.
