No me gusta. Ni su apariencia, ni su verbo. Un tipo que el primer día que se pone ante los micrófonos después de comprar al peso un sentimiento dice de uno que está voceando en la calle que es un puto crack no me inspira confianza. Me gustan los empresarios bien hablados y, a ser posible, con el nudo Windsor mejor hecho, no es te fulano que dice tacos y habla como si estuviera en el reservado de un restaurante proponiéndote en plan campechano, para que te fíes hombre, un negocio de esos redondos y que encima se quiere hacer pasar por bético.
Luis Oliver va de simpático, de tío cercano que se hace más cercano en la ruina de sus negocios como «dos millones de personas en España» a pesar de que él ha toca do antes el cielo con las manos y se lo va a bajar en cómodos plazos a los béticos para que lo toquen también.
Es un triunfador, un hot shoe del mundo de las empresas que se ha metido en el deporte porque ya no le quedaron más adoquines que poner ni más grúas que fabricar ni más empresas que cerrar. Pasó por el Xerez y allí consiguió la hazaña que él mismo ha pregonado como si fuera un logro al alcance sólo de unos pocos elegidos por la fortuna: dejó al equipo entre los cuatro primeros en dos categorías diferentes en tres temporadas. «Miradlo en las hemerotecas», desafía. En el Dinámico de cuando éramos chicos no venía ese dato, habrá que consultarlo.
Y sabe del Betis una barbaridad. Sabe que es la cuarta imagen de marca del fútbol nacional o eso le han hecho creer, sabe que la gestión del club cabía en una libreta azul de Lopera, sabe que tiene que venderse bien para que no lo bree la prensa y sabe que tiene que meter en el saco a los opositores de Lopera para que cuajen sus planes.
Que, ¿cuáles son? Eso se lo deja a su segundo, a Ángel Vergara, enredado en el concurso de acreedores de Novaindes y que se permite el lujo de decir que el Betis tiene fórmulas para acabar el esta dio pero que para eso hay que hablar con Urbanismo. Pronto va la mula al trigo.
No me gusta. A sus espaldas lleva un rosario de quiebras y cierres. No es un empresario de éxito, no es un gestor deportivo, no es un bético de toda la vida, no es un millonario que viene a hacer se nombre. En mi barrio los llamamos tiburones. Pero es que en mi barrio, Triana, la mar nos tira mucho.
Luis Oliver va de simpático, de tío cercano que se hace más cercano en la ruina de sus negocios como «dos millones de personas en España» a pesar de que él ha toca do antes el cielo con las manos y se lo va a bajar en cómodos plazos a los béticos para que lo toquen también.
Es un triunfador, un hot shoe del mundo de las empresas que se ha metido en el deporte porque ya no le quedaron más adoquines que poner ni más grúas que fabricar ni más empresas que cerrar. Pasó por el Xerez y allí consiguió la hazaña que él mismo ha pregonado como si fuera un logro al alcance sólo de unos pocos elegidos por la fortuna: dejó al equipo entre los cuatro primeros en dos categorías diferentes en tres temporadas. «Miradlo en las hemerotecas», desafía. En el Dinámico de cuando éramos chicos no venía ese dato, habrá que consultarlo.
Y sabe del Betis una barbaridad. Sabe que es la cuarta imagen de marca del fútbol nacional o eso le han hecho creer, sabe que la gestión del club cabía en una libreta azul de Lopera, sabe que tiene que venderse bien para que no lo bree la prensa y sabe que tiene que meter en el saco a los opositores de Lopera para que cuajen sus planes.
Que, ¿cuáles son? Eso se lo deja a su segundo, a Ángel Vergara, enredado en el concurso de acreedores de Novaindes y que se permite el lujo de decir que el Betis tiene fórmulas para acabar el esta dio pero que para eso hay que hablar con Urbanismo. Pronto va la mula al trigo.
No me gusta. A sus espaldas lleva un rosario de quiebras y cierres. No es un empresario de éxito, no es un gestor deportivo, no es un bético de toda la vida, no es un millonario que viene a hacer se nombre. En mi barrio los llamamos tiburones. Pero es que en mi barrio, Triana, la mar nos tira mucho.
Última edición por Penibético el Jue 08 Jul 2010, 11:35, editado 1 vez