Decíamos ayer…
…que cada vez que un bético fuera insultado desde los medios del club, que pagamos todos, dichos medios y los irresponsables de los mismos, nos iban a tener en frente de forma rotunda.
Como todos saben ya a estas horas, ayer volvió a ocurrir. D. Enrique Galán, un modelo de comportamiento como bético y como persona, fue vilipendiado e injuriado por ese pseudoperiodista que dice ser el responsable de comunicación del club de nuestros amores, cuyo comportamiento se asemeja más al de un déspota de las ondas, que al de un comunicador medianamente decente.
Esas acusaciones, además, dando por veraces hechos que están en estos instantes debatiéndose judicialmente, otorgan una especial gravedad al caso, ya que dicho pseudoperiodista insiste en culpabilizar a 16 personas por faltas que no han cometido y de las que, si es que en este país hay justicia, saldrán absueltos con todos los pronunciamientos favorables.
Este sujeto se empeña en jugar con el honor y la imagen de las personas y continua su descerebrada lucha en pos de la defensa de su amo, con argumentos cada vez más ridículos y programas cada vez más tristes, monotemáticos y salpicados de ira y de sed de venganza.
Ya quisieran este impresentable y el dueño de Hugo, entre otros perros, tener la mitad de beticismo, de honradez, de señorío y de
humanidad que d. Enrique Galán.
Debería no ya lavarse la lengua, sino gastar la producción de dos años de Zotal, antes de atreverse siquiera a pronunciar el nombre de
este bético ejemplar.
Desgraciadamente, vendrán más; este camino del mal, cuando alguien decide transitar por él, se complica infinitamente la posibilidad de reconducirse hacia el bien. Que pase el siguiente.
…que cada vez que un bético fuera insultado desde los medios del club, que pagamos todos, dichos medios y los irresponsables de los mismos, nos iban a tener en frente de forma rotunda.
Como todos saben ya a estas horas, ayer volvió a ocurrir. D. Enrique Galán, un modelo de comportamiento como bético y como persona, fue vilipendiado e injuriado por ese pseudoperiodista que dice ser el responsable de comunicación del club de nuestros amores, cuyo comportamiento se asemeja más al de un déspota de las ondas, que al de un comunicador medianamente decente.
Esas acusaciones, además, dando por veraces hechos que están en estos instantes debatiéndose judicialmente, otorgan una especial gravedad al caso, ya que dicho pseudoperiodista insiste en culpabilizar a 16 personas por faltas que no han cometido y de las que, si es que en este país hay justicia, saldrán absueltos con todos los pronunciamientos favorables.
Este sujeto se empeña en jugar con el honor y la imagen de las personas y continua su descerebrada lucha en pos de la defensa de su amo, con argumentos cada vez más ridículos y programas cada vez más tristes, monotemáticos y salpicados de ira y de sed de venganza.
Ya quisieran este impresentable y el dueño de Hugo, entre otros perros, tener la mitad de beticismo, de honradez, de señorío y de
humanidad que d. Enrique Galán.
Debería no ya lavarse la lengua, sino gastar la producción de dos años de Zotal, antes de atreverse siquiera a pronunciar el nombre de
este bético ejemplar.
Desgraciadamente, vendrán más; este camino del mal, cuando alguien decide transitar por él, se complica infinitamente la posibilidad de reconducirse hacia el bien. Que pase el siguiente.