AL SEÑOR NOTARIO, PARA SU CONSTANCIA EN ACTA
Señores y señoras accionistas, señor Notario, béticos y béticas:
Para iniciar mi intervención relativa a los puntos del Orden del Día de esta Junta debo empezar negando a Farusa su legitimidad para convocar la propia Junta y para ejercer su presunta condición de mayoritaria en la misma. Le niego, en primer término, su legitimidad moral. Y pongo en seria duda (por no decir que se la niego, al no corresponderme) su legitimidad legal. No soy yo el único que le niega ambas legitimidades: Lo hicieron los béticos, el Betis auténtico, el pasado 15 de Junio. Y lo están haciendo las evidencias que está apareciendo en el Juzgado de lo Penal.
Hoy celebramos una Junta de accionistas de una Sociedad Anónima Deportiva llamada Real Betis Balompié. Pero el auténtico Betis está formado por un millón de personas que componen el único patrimonio del todavía Real Betis Balompié, y tal vez lo único que queda del Betis de siempre. Lo dijeron 65.000 béticos por las calles de esta ciudad: “¡Nosotros somos el Betis!”. Algo que es mucho más que un negocio, mucho más que una trama de empresas, mucho más que una sociedad cuyo control puede comprarse. Que nadie olvide, y menos aún quienes controlen esta sociedad, que el Betis no tiene dueño: el Betis es una creación centenaria de los béticos y de nadie más que los béticos, y los béticos tenemos todo el derecho del mundo a decidir sobre su futuro.
Pero, además, celebramos esta Junta de accionistas tras haberse derrumbado el enésimo mito: Se derrumbó el mito del mecenas, se derrumbó el mito de “las tontas” y ahora se ha derrumbado plenamente el mito del Salvador, el mito del 92. Ahora podemos afirmar lo que algunos venimos diciendo desde hace años: Que la operación de aquel 30 de Junio no tuvo como fin salvar al Real Betis Balompié sino apropiarse del Betis. Que quienes salvaron al Betis en el 92 fueron los béticos y nada más que los béticos. Que hubo quien se quedó con las llaves del Betis sin poner un duro y utilizando además lo que habíamos puesto los béticos. Y que los auténticos dueños del Betis, tal vez incluso los únicos legitimados (el tiempo lo dirá) son sus 10.000 accionistas minoritarios, cuyos intereses tan negligentemente se gestionan.
Hablemos pues de esa gestión. Porque, hecha la previa, corresponde hablar de las cuentas, del presupuesto, del informe: En resumen, de la gestión que se efectúa de la Sociedad Anónima Deportiva. Una gestión que no solo es incompetente, negligente y caduca, sino que ha sido delictiva en términos fiscales y que es presuntamente delictiva en términos societarios.
Una gestión que ha estado basada en un falso mecenazgo que ha servido como pantalla populista para “canalizar” nuestros ingresos, todos nuestros ingresos, a otras empresas: Tegasa, Encadesa y ahora, al parecer, Patrimonial RBB. Nada tenemos que agradecerles a esas empresas ni a Farusa, todo lo contrario. Y menos aún, por cierto, la construcción de medio Estadio que pagamos los béticos. Pasado mañana se cumplen 10 años después de su inauguración, una década nada menos que han convertido en un sarcasmo aquella expresión del “platillo volante” que se le vendió a los béticos para tener la excusa para cambiar el nombre del Estadio. Hora es ya, 10 años después, de que nuestro Estadio lleve el nombre que los béticos decidan, que a buen seguro no será el que actualmente lleva en el rótulo y que la mayoría de béticos evitan nombrar.
Una gestión que ha vaciado al Betis: Vaciamiento de ingresos, de su historia, de sus señas de identidad, de la sede real del club, de su dignidad institucional y colectiva. Un Betis cada vez más vacío, salvo en suma de sentimientos y de fidelidades. Un gigante en términos sociales reducido a la mínima expresión en términos institucionales y empresariales, gestionado como una quincalla. Una empresa con un Consejo de Administración que nunca ha administrado y que se ha limitado a consentir este modelo de gestión. Una empresa sin un Comité de Dirección ni un atisbo de profesionalidad, en la que como mucho hay algunos “encargados” sin capacidad de toma de decisiones. Esa es la Sociedad Anónima Deportiva cuyas cuentas se nos presentan hoy. Repito: Sociedad Anónima Deportiva. Hablemos de lo deportivo, también.
Porque la gestión deportiva se resume en un dato: Hoy celebramos la Junta de accionistas de un club, el sexto de España por masa social, al que sus gestores han llevado a Segunda División y sin perspectivas claras de ascenso. Esa es la gestión deportiva.
Y no hablamos de un accidente, sino de una consecuencia de ese modelo empresarial personalista y de quincalla. Los únicos hitos que hemos vivido los béticos como SAD son fáciles de recordar: 1995, 1996, 1997, 2002 y 2005. Hitos que se han producido a pesar de ese modelo de gestión, en las escasa ocasiones en las que se ha confiado y delegado en algunos profesionales en la Secretaría Técnica y en el banquillo, entre los que destaca un bético mallorquín. De las 18 temporadas desde 1992, solo esas 4 han sido acordes con nuestro potencial, además de otras 4 por debajo aunque entre los 10 primeros (1996, 1998, 2003 y 2004). Las restantes 10 temporadas son mediocres o en 2ª división. Esa es la realidad de la Sociedad Anónima Deportiva.
Además de lo deportivo, hay que hablar de la Sociedad Anónima. Y en ese sentido, las cuentas están a la vista incluso aunque se intenten dulcificar contablemente: Caída de los recursos propios, pérdidas de explotación endémicas, fondo de maniobra negativo, deuda de 70 millones de euros, una cifra de negocios inferior que rondará los 20 millones de euros en Segunda, litigios con Hacienda sin provisionar, nuevas contingencias fiscales pendientes y, en definitiva, unas claras perspectivas de quiebra técnica para el ejercicio 2009-2010, que en caso de no alcanzar el ascenso llevarían a una situación calamitosa. Y esto tampoco es un accidente, sino una consecuencia. Consecuencia de la huida hacia adelante permanente en la que nos han embarcado los gestores de la Sociedad, malgastando el dinero que generamos los béticos y hasta el que se contaba que íbamos a generar a través de las televisiones. Desde Junio de 2005 se han traído a cerca de 40 jugadores con un coste para los béticos superior a los 80 millones de euros. Dinero de los béticos que ha servido para sufrir 4 temporadas rozando el descenso hasta que se ha consumado. Eso sí, según parece, aquí nadie se siente responsable del desastre: ni para dimitir, ni para marcharse, ni para rectificar, ni para plantearse porqué el Betis se ha convertido en una máquina de tirar nuestro dinero y de convertir a los jugadores regulares en mediocres y a los buenos en regulares.
Esa es la realidad del informe, de las cuentas y del presupuesto que hoy se nos presentan: una gestión incompetente, basada en un falso mecenazgo a través del cual se han canalizado nuestros ingresos, una gestión empresarial que no merece tal nombre y que ha vaciado al Betis, una gestión deportiva mediocre salvo excepciones cuyo mérito es difícilmente atribuible a quienes mal dirigen el club, una gestión económica que camina hacia la quiebra técnica. Y todo ello, sin hablar de los juzgados. Hubo quien alguna vez dijo que estábamos en la UVI: pues bien, hoy en día, si no fuese por los béticos y solo por los béticos, estaríamos en el tanatorio.
Claro que no todo es negativo: Hace solo tres años hubiera sido impensable que el Betis se liberase de sus contratos con Encadesa y Tegasa, que se obligase a que la recalificación solo sirviese para finalizar el Estadio y no para hacer negocio, que 1.000 béticos recuperasen las acciones que venían reclamando 17 años, que en una Junta se votase con normalidad en contra, que un Juzgado de lo Penal desentrañase una gestión oscura durante casi 20 años y, como decía antes, que se cayeran los mitos del dueño, del mecenas, del salvador y del 92.
Pues bien, todo eso ha sucedido y más cosas sucederán: Porque los béticos estamos hartos y el 15 de Junio lo demostramos. Hartos de mediocridad, de que se malgaste nuestro dinero, hartos del 92, de canalizaciones, de terceras empresas, de que se atente contra la dignidad del Betis. Hartos de que nos quiten el Betis de siempre, hartos de que en nuestra casa haya un busto de bronce, hartos de que se gestione el Betis en contra de los intereses del propio Betis, hartos de que el Betis siga secuestrado, hartos de que se le pida a los béticos un precio para liberarlo. El 15 de Junio el beticismo dijo que estaba harto, y lo ha repetido en el campo: pero hay quien se tapa los oídos para escuchar lo que le dicen. Lo recordaré en esta Junta: Lo que piden los béticos es, sencillamente, que quien se apropió del Betis se vaya de una vez y que lo haga sin pedir más de lo que puso, ni recibir por lo que no sea suyo, menos aún por lo que sea de todos. Váyase de una vez, deje a los béticos en paz y deje al Betis vivir.
Manque esté secuestrado, manque se maldirija, manque esté en Segunda, manque ustedes, manque el auténtico Betis esté fuera de la Sociedad Anónima, manque pierda, ¡Viva el Betis!
Señores y señoras accionistas, señor Notario, béticos y béticas:
Para iniciar mi intervención relativa a los puntos del Orden del Día de esta Junta debo empezar negando a Farusa su legitimidad para convocar la propia Junta y para ejercer su presunta condición de mayoritaria en la misma. Le niego, en primer término, su legitimidad moral. Y pongo en seria duda (por no decir que se la niego, al no corresponderme) su legitimidad legal. No soy yo el único que le niega ambas legitimidades: Lo hicieron los béticos, el Betis auténtico, el pasado 15 de Junio. Y lo están haciendo las evidencias que está apareciendo en el Juzgado de lo Penal.
Hoy celebramos una Junta de accionistas de una Sociedad Anónima Deportiva llamada Real Betis Balompié. Pero el auténtico Betis está formado por un millón de personas que componen el único patrimonio del todavía Real Betis Balompié, y tal vez lo único que queda del Betis de siempre. Lo dijeron 65.000 béticos por las calles de esta ciudad: “¡Nosotros somos el Betis!”. Algo que es mucho más que un negocio, mucho más que una trama de empresas, mucho más que una sociedad cuyo control puede comprarse. Que nadie olvide, y menos aún quienes controlen esta sociedad, que el Betis no tiene dueño: el Betis es una creación centenaria de los béticos y de nadie más que los béticos, y los béticos tenemos todo el derecho del mundo a decidir sobre su futuro.
Pero, además, celebramos esta Junta de accionistas tras haberse derrumbado el enésimo mito: Se derrumbó el mito del mecenas, se derrumbó el mito de “las tontas” y ahora se ha derrumbado plenamente el mito del Salvador, el mito del 92. Ahora podemos afirmar lo que algunos venimos diciendo desde hace años: Que la operación de aquel 30 de Junio no tuvo como fin salvar al Real Betis Balompié sino apropiarse del Betis. Que quienes salvaron al Betis en el 92 fueron los béticos y nada más que los béticos. Que hubo quien se quedó con las llaves del Betis sin poner un duro y utilizando además lo que habíamos puesto los béticos. Y que los auténticos dueños del Betis, tal vez incluso los únicos legitimados (el tiempo lo dirá) son sus 10.000 accionistas minoritarios, cuyos intereses tan negligentemente se gestionan.
Hablemos pues de esa gestión. Porque, hecha la previa, corresponde hablar de las cuentas, del presupuesto, del informe: En resumen, de la gestión que se efectúa de la Sociedad Anónima Deportiva. Una gestión que no solo es incompetente, negligente y caduca, sino que ha sido delictiva en términos fiscales y que es presuntamente delictiva en términos societarios.
Una gestión que ha estado basada en un falso mecenazgo que ha servido como pantalla populista para “canalizar” nuestros ingresos, todos nuestros ingresos, a otras empresas: Tegasa, Encadesa y ahora, al parecer, Patrimonial RBB. Nada tenemos que agradecerles a esas empresas ni a Farusa, todo lo contrario. Y menos aún, por cierto, la construcción de medio Estadio que pagamos los béticos. Pasado mañana se cumplen 10 años después de su inauguración, una década nada menos que han convertido en un sarcasmo aquella expresión del “platillo volante” que se le vendió a los béticos para tener la excusa para cambiar el nombre del Estadio. Hora es ya, 10 años después, de que nuestro Estadio lleve el nombre que los béticos decidan, que a buen seguro no será el que actualmente lleva en el rótulo y que la mayoría de béticos evitan nombrar.
Una gestión que ha vaciado al Betis: Vaciamiento de ingresos, de su historia, de sus señas de identidad, de la sede real del club, de su dignidad institucional y colectiva. Un Betis cada vez más vacío, salvo en suma de sentimientos y de fidelidades. Un gigante en términos sociales reducido a la mínima expresión en términos institucionales y empresariales, gestionado como una quincalla. Una empresa con un Consejo de Administración que nunca ha administrado y que se ha limitado a consentir este modelo de gestión. Una empresa sin un Comité de Dirección ni un atisbo de profesionalidad, en la que como mucho hay algunos “encargados” sin capacidad de toma de decisiones. Esa es la Sociedad Anónima Deportiva cuyas cuentas se nos presentan hoy. Repito: Sociedad Anónima Deportiva. Hablemos de lo deportivo, también.
Porque la gestión deportiva se resume en un dato: Hoy celebramos la Junta de accionistas de un club, el sexto de España por masa social, al que sus gestores han llevado a Segunda División y sin perspectivas claras de ascenso. Esa es la gestión deportiva.
Y no hablamos de un accidente, sino de una consecuencia de ese modelo empresarial personalista y de quincalla. Los únicos hitos que hemos vivido los béticos como SAD son fáciles de recordar: 1995, 1996, 1997, 2002 y 2005. Hitos que se han producido a pesar de ese modelo de gestión, en las escasa ocasiones en las que se ha confiado y delegado en algunos profesionales en la Secretaría Técnica y en el banquillo, entre los que destaca un bético mallorquín. De las 18 temporadas desde 1992, solo esas 4 han sido acordes con nuestro potencial, además de otras 4 por debajo aunque entre los 10 primeros (1996, 1998, 2003 y 2004). Las restantes 10 temporadas son mediocres o en 2ª división. Esa es la realidad de la Sociedad Anónima Deportiva.
Además de lo deportivo, hay que hablar de la Sociedad Anónima. Y en ese sentido, las cuentas están a la vista incluso aunque se intenten dulcificar contablemente: Caída de los recursos propios, pérdidas de explotación endémicas, fondo de maniobra negativo, deuda de 70 millones de euros, una cifra de negocios inferior que rondará los 20 millones de euros en Segunda, litigios con Hacienda sin provisionar, nuevas contingencias fiscales pendientes y, en definitiva, unas claras perspectivas de quiebra técnica para el ejercicio 2009-2010, que en caso de no alcanzar el ascenso llevarían a una situación calamitosa. Y esto tampoco es un accidente, sino una consecuencia. Consecuencia de la huida hacia adelante permanente en la que nos han embarcado los gestores de la Sociedad, malgastando el dinero que generamos los béticos y hasta el que se contaba que íbamos a generar a través de las televisiones. Desde Junio de 2005 se han traído a cerca de 40 jugadores con un coste para los béticos superior a los 80 millones de euros. Dinero de los béticos que ha servido para sufrir 4 temporadas rozando el descenso hasta que se ha consumado. Eso sí, según parece, aquí nadie se siente responsable del desastre: ni para dimitir, ni para marcharse, ni para rectificar, ni para plantearse porqué el Betis se ha convertido en una máquina de tirar nuestro dinero y de convertir a los jugadores regulares en mediocres y a los buenos en regulares.
Esa es la realidad del informe, de las cuentas y del presupuesto que hoy se nos presentan: una gestión incompetente, basada en un falso mecenazgo a través del cual se han canalizado nuestros ingresos, una gestión empresarial que no merece tal nombre y que ha vaciado al Betis, una gestión deportiva mediocre salvo excepciones cuyo mérito es difícilmente atribuible a quienes mal dirigen el club, una gestión económica que camina hacia la quiebra técnica. Y todo ello, sin hablar de los juzgados. Hubo quien alguna vez dijo que estábamos en la UVI: pues bien, hoy en día, si no fuese por los béticos y solo por los béticos, estaríamos en el tanatorio.
Claro que no todo es negativo: Hace solo tres años hubiera sido impensable que el Betis se liberase de sus contratos con Encadesa y Tegasa, que se obligase a que la recalificación solo sirviese para finalizar el Estadio y no para hacer negocio, que 1.000 béticos recuperasen las acciones que venían reclamando 17 años, que en una Junta se votase con normalidad en contra, que un Juzgado de lo Penal desentrañase una gestión oscura durante casi 20 años y, como decía antes, que se cayeran los mitos del dueño, del mecenas, del salvador y del 92.
Pues bien, todo eso ha sucedido y más cosas sucederán: Porque los béticos estamos hartos y el 15 de Junio lo demostramos. Hartos de mediocridad, de que se malgaste nuestro dinero, hartos del 92, de canalizaciones, de terceras empresas, de que se atente contra la dignidad del Betis. Hartos de que nos quiten el Betis de siempre, hartos de que en nuestra casa haya un busto de bronce, hartos de que se gestione el Betis en contra de los intereses del propio Betis, hartos de que el Betis siga secuestrado, hartos de que se le pida a los béticos un precio para liberarlo. El 15 de Junio el beticismo dijo que estaba harto, y lo ha repetido en el campo: pero hay quien se tapa los oídos para escuchar lo que le dicen. Lo recordaré en esta Junta: Lo que piden los béticos es, sencillamente, que quien se apropió del Betis se vaya de una vez y que lo haga sin pedir más de lo que puso, ni recibir por lo que no sea suyo, menos aún por lo que sea de todos. Váyase de una vez, deje a los béticos en paz y deje al Betis vivir.
Manque esté secuestrado, manque se maldirija, manque esté en Segunda, manque ustedes, manque el auténtico Betis esté fuera de la Sociedad Anónima, manque pierda, ¡Viva el Betis!
Iñigo Vicente Herrero, accionista del Real Betis Balompié S.A.D.
